

LOS NACIMIENTOS
UNA TRADICIÓN
ORIGEN
San Francisco de Asís fue quien inició en Italia la tradición de los nacimientos en 1223, estando en Roma, pidió permiso al Papa Honorio III para ir a Greccio, Italia y celebrar el nacimiento del Redentor con un pesebre viviente.
Le dio instrucciones a su amigo Giovanni Vellita y al llegar encontró todo dispuesto, estaba al aire libre un altar, el pesebre, un asno y un buey, después vinieron los aldeanos y montañeses con antorchas encendidas entonando villancicos de Umbría.

La misa fue celebrada por el Cardenal Ugolino, Conde de Segni y San Francisco fungió como diácono, en la cual predicó sobre la grandeza del Mesías a quien llamaba tiernamente el “Niño de Belén”.
Vellita aseguraba que tuvo una visión que era el mismo niño Jesús el que estaba inclinado en el pesebre.
Por este acto, Juan Pablo II nombró el 15 de Enero de 1986 a San Francisco de Asís como patrono de los Belenistas (personas que se dedican a la promoción de la tradición de los nacimientos o belenes).
HISTORIA


Igualmente en las Catacumbas de Domitila se representa la primera adoración de los Magos.
La primera representación gráfica del nacimiento se encuentra en la catacumba romana del Priscila, es una pintura realizada a fines del siglo II e Inicios del Siglo III en donde se ve la virgen con el niño en brazos y el profeta Isaías con la mano derecha levantada como indicando la estrella que anuncia el nacimiento del Mesías.
Posteriormente en los relieves de los sarcófagos esculpidos en piedra y mármol se ven las primeras representaciones paleocristianas en alto relieve de los nacimientos, como es el caso del sarcófago dogmático (Museos Vaticanos) y sepulcro de Letrán (345).
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En el siglo VI con el arte bizantino se representó el nacimiento en diferentes mosaicos de bóvedas y paredes.
En el año 1000 aparece un relieve en marfil (museos Vaticanos) en donde la Virgen yace recostada con el niño en un pesebre, con una estrella y los pastores observándola, al extremo dos comadronas bañan al niño, lo cual es una interpretación artística de los evangelios apócrifos.

El primer paso de aproximación a los futuros belenes lo dio el escultor Arnolfo Di Cambio, quién labró en mármol en 1290 una adoración de los magos en gran tamaño la cual se puede apreciar en la Basílica de Santa María Maggiore.
A éste se la ha llamado el nacimiento más antiguo del mundo.
NACIMIENTOS NAPOLITANOS
Trascendente para la difusión de la tradición de los nacimientos en el mundo fueron los Nacimientos Napolitanos, los cuales florecieron en Nápoles gracias al impulso del Rey Carlos III de Borbón
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El primero de ellos fue el que elaboró Pietro Belverte de Bérgamo (1510) para la Iglesia de San Doménico Maggiore.

Muchos imagineros se dedicaron a la elaboración de figuras estofadas, siendo los más representativos Vaccaro, Picano y Granucci.
Las figuras eran armazones de alambre forrados con estopa y vendas, la cabeza, el busto y las extremidades al principio eran de madera tallada, luego de terracota. La vestimenta era muy realista con atuendos vistosos y complicados, con brocados, pedrería auténtica, terciopelos, tafetanes, sedas, etc. y su tamaño oscilaba entre los 30 a 40 cm.
El mismo Rey Carlos III fundó en 1739 la Real Fábrica de cerámica de Capodimonte (que aún existe) en la cual el mismo Rey modeló figuras de nacimiento, orientando a los artesanos a su producción masiva, lo cual tuvo una importante aportación al mundo de los belenes por medio de la confección de figuras de fácil manipulación y bajo precio, lo que permitió su rápida difusión.
Los nacimientos napolitanos se extendieron a todo el mundo, primero a las iglesias y luego se enraizaron en la tradición popular en muchos países, por lo que puede decirse que son quienes le dieron impulso a la tradición.






ARTE POPULAR EN NACIMIENTOS
En los diferentes estados de la república los artesanos usando su creatividad e ingenio, y la herencia de sus antepasados, elaboran nacimientos y piezas, en los materiales y los tamaños más inverosímiles, así podemos encontrarlos en: chicle, pan, papel, cáscara de nuez, hueso, tule, azúcar, mazapán, alambre, ixtle, plomo, hojalata, pan, vidrio soplado, mármol, madera, barro. Su tamaño varía desde los que caben dentro de una cáscara de piñón hasta los de tamaño de una persona normal.

En el estado de Chiapas los artesanos trabajan primorosamente la hoja del maíz llamada totomoxtle.
El ingenio de los artesanos de Oaxaca ha continuado la tradición de transformar el barro, hojalata y palma en bellos nacimientos. Típico del estado es el barro negro de San Bartolo Coyotepec, donde elaboran el llamado “Barro negro” en el que las piezas no tienen ninguna pintura, solo su pastillaje sin molde, que en forma manual le dan las dimensiones humanas o animales.

Los artesanos de Metepec, en el Estado de México, la Virgen María se viste de azul, rosa mexicano y amarillo limón; y los pastores llegan a saludarla con su cara de barro rojizo.
En Cuetzalan Puebla se fabrican nacimientos textiles usando la técnica de “confitillo” o confite en telar de cintura, que consiste en formar figuras realizadas con un hilo adicional a la urdimbre de la tela, la cual alzan con la punta de una espina de maguey.
NACIMIENTOS EN MÉXICO
La primera Navidad de que se tenga memoria en el nuevo mundo fue celebrada con una importante ceremonia dirigida por Fray Pedro de Gante en 1558 en el convento de San Francisco de México, que se generalizó después entre los primeros misioneros y en las colonias españolas.
Fray Jerónimo de Mendieta, importante cronista franciscano del siglo XVI describe como en la noche de la Navidad se ponían lumbreras en los patios de las iglesias, se asistía a la misa de gallo y en cada templo se colocaba devotamente un nacimiento.


La escuela San José de los Naturales, fundada por Fray Pedro De Gante en Texcoco en 1530, tuvo una influencia decisiva en el establecimiento de la tradición de los nacimientos en México.
Dado que la escultura en cantera y madera fueron de los primeros oficios en donde se introdujo el arte religioso traído de Europa, los primeros nacimientos realizados en México fueron en estos materiales y realizados en esta escuela.
Otro centro importante para la propagación de la escultura religiosa y con ella la fabricación de figurillas para los nacimientos fue el creado en Michoacán por Vasco de Quiroga.
La escuela central de Michoacán estuvo ubicada en Tiripetío, rodeada por densos bosques que favorecieron el desarrollo de la carpintería, aunque también se enseñaron otros oficios como la alfarería, tintorería, escultura, pintura, y herrería, convirtiendo a esta población en la escuela técnica central de toda la región.

LA MINIATURA EN NACIMIENTOS MEXICANOS
El gusto por la miniatura tiene su origen prehispánico como relata Fray Bernardino de Sahagún, en la ceremonia durante la cual los Nahuas le ponía nombre a los niños recién nacidos, se les obsequiaban objetos en miniatura: a los niños les daban rodelitas, arquitos y flechitas, y a las niñas pequeños objetos relacionados con las labores.
Durante el siglo XVI en donde quedan registradas las primeras miniaturas hoy como retratos y figuras religiosas, vírgenes y santos, fueron pintados con acuarela sobre marfil y papel, y con óleo sobre marfil, tela, láminas de cobre y zinc, madera estofada, etc., con marcos de plata repujada, madera taraceada con incrustaciones de hueso, de carey calado, de pergamino finamente decorado y otros materiales.
Los mejores ejemplos de nacimientos de barro en miniatura se tienen en Tlaquepaque Jalisco, en donde siguiendo la tradición de los “tipos populares”. Se elaboran con alma de alambre en miniatura personajes de campesinos, jinetes, vendedoras, etc. propios de la costumbre popular.


En la ciudad de Puebla, capital del estado, se produce una gran cantidad de figurillas en miniatura como las nueces decoradas y nacimientos dentro de una cáscara de nuez o piñón, siendo elaborados en barro y son los más pequeños en su tipo que se elaboran en México.
En las ciudades de México y Guadalajara se elaboran piezas en vidrio “estirado” usando para ello barras de vidrio de diferentes colores que se funden con un soplete. Es impresionante la destreza de los artesanos para moldear figuras que miden menos de 1 cm.
